El médico Yannis Mouzalas, fundador de la sección griega de la ONG
Médicos del Mundo y actual responsable de Inmigración —una cartera
creada por el Gobierno de Syriza—, lleva meses instalado en el ojo del
huracán. Las amonestaciones de Bruselas por el insuficiente control
fronterizo y la amenaza de expulsar a Grecia de Schengen son dos puntos
críticos, pero no más que “los naufragios que cuestan la vida a tantos
niños y bebés; lo digo como ministro, pero también como obstetra”, su
especialidad clínica,
subraya en su despacho de Atenas. Dos días después de la entrevista, y mientras Alemania y Turquía pedían la implicación de la OTAN, el Ejecutivo de Alexis Tsipras confiaba al Ejército la coordinación global de la respuesta a esta crisis.
Pregunta. ¿Le preocupan las advertencias de la Comisión Europea?
Respuesta. Se detectaron algunos fallos que se pueden explicar. Tenemos una parte de responsabilidad, pero también depende de la ayuda concedida. Pero sobre todo es una amenaza que Grecia no merece y que no servirá de nada.
P. ¿Existe un plan B para una posible salida de Schengen?
R. Si Europa quiere seguir siendo justa, no tiene
ninguna razón para hacerlo. En noviembre sí hubo fallos en el registro
[de migrantes], pero nosotros habíamos pedido 100 máquinas Eurodac [base
de datos europea de huellas digitales] y nos mandaron sólo 48, así que
no nos pueden acusar de registro deficiente. Un ejemplo: 48 Eurodac
funcionando las 24 horas del día pueden registrar a 4.800 personas. Pero
si en un día llegaban 8.000, la mitad se quedaba sin registrar. Nuestra
policía, con pundonor, ha estado haciéndolo con bolígrafo porque las
máquinas no daban abasto. Después la situación ha mejorado mucho, y
creemos que responderemos a esta demanda europea de la mejor manera
posible.
P. ¿Le consta una exigencia similar en otros casos?
R. Bueno, sería muy interesante saber lo que ha pasado con el registro en otros países.
P. Pero, sí o no, ¿existe un plan B para una eventual salida de Schengen?
R. Grecia es un país de la zona Schengen que no tiene fronteras comunes con ninguno de los Estados miembros de ese espacio. Nuestras fronteras con Schengen son los aviones y los barcos. O sea, no se trata de si nosotros salimos de Schengen, sino de si los demás países cierran sus fronteras y, sobre todo, un país que no pertenece a Schengen, la Antigua República Yugoslava de Macedonia, obligado por presiones ajenas.
P. ¿Qué pasaría en ese caso?
R. Afrontaremos tal situación, por difícil e injusta que sea, pero será también un gran problema para Europa.
P. ¿Y mientras tanto?
R. Hasta que se agilice el sistema de reubicación [de refugiados] y hasta que Turquía responda a las demandas de Europa, la vía de Idomeni es la única salida legal para los refugiados. Ahí, Europa tiene la posibilidad de ejercer un control. Si se cierra, disminuirá la inmigración legal y aumentará la ilegal.
P. ¿Y no pagará la factura Grecia en ese caso?
R. Se dice, como una amenaza, que Grecia se llenará de decenas de miles de extranjeros. Quizá sea verdad, pero también existe el fenómeno del cuello de botella: cuando se llena a reventar, la explosión es incontrolable.
P. ¿A quién debe atribuirse el cierre del paso de Idomeni, al Gobierno de Skopje o a Europa?
R. No quiero entrar en un juego de acusaciones y hacer con algunos países lo que otros hacen con Grecia. No hay una dictado oficial de la UE que diga: quien quiera y cuando quiera puede cerrar las fronteras. No sé quién da estas órdenes. Lo que sé es que Bruselas debe exigir que no se cierren.
P. ¿Qué sucede con los hotspots [centros de registro] en las islas?
R. El de Lesbos funciona; el resto estarán listos a finales de febrero. Es muy difícil construir un hotspot cuando llegan 5.000 personas en una sola noche, a la mañana siguiente otras tantas, y así sucesivamente, y encima no tienes las máquinas que has pedido. De todos modos, los hotspots no solucionan el problema del flujo de los refugiados, sólo su registro.
P. ¿Qué solución integral propone como ministro de Inmigración?
R. Tenemos una propuesta muy concreta. Toda Europa está de acuerdo en que la llave es Turquía. Turquía necesita ayuda. Así que propongo un acuerdo generoso, que se le dé dinero para que construya campamentos de refugiados; en segundo lugar, una vez apartados éstos, la devolución de todos los inmigrantes irregulares a Turquía al día siguiente. Esto enviaría también un mensaje al extranjero.
[El viernes 5 de febrero, Atenas accedió a reconocer a Turquía como "tercer país seguro", lo que permitirá esas devoluciones].
P. ¿Se refiere a terminar con un hipotético efecto llamada?
R. ¿Quién realiza esa llamada? Una llamada así podría ser lo que la señora Merkel hizo de una manera muy humana [dar la bienvenida a Alemania a los refugiados]… pero aquí no veo el efecto llamada. El Egeo no es una invitación; son las guerras y sus dramas los que echan a la gente. “Llamada” podría ser los barcos turcos que van y vienen sin control. Europa no ayuda a Turquía a controlar sus costas, pero nosotros no queremos meternos en esto.
P. ¿Cómo está la situación en Atenas? Durante meses miles de refugiados durmieron en plazas y parques.
R. Bajo control. Quizá necesitaremos más estadios para albergar a migrantes, pero todas estas son soluciones provisionales. Nadie razonable en Europa pensaría que Grecia puede acoger a uno o dos millones de refugiados. Ya han pasado por aquí unas 850.000 personas [en 2015]. Calculamos que todo esto nos ha costado unos mil millones de euros, en un país sumido en una crisis económica muy profunda. Creo que Europa responderá económicamente. Y espero que responda también en lo político.
P. ¿Qué es más difícil, lograr ayuda económica de Europa o solidaridad política?
R. Europa está dividida, hay dos puntos de vista. Uno oficial, de las instituciones, que dice “gestión del problema de los refugiados y seguridad bajo el paraguas de la ONU”; pero también existen quienes por miedo quieren expulsarlos. Nosotros optamos por lo primero. No es casualidad que se haya propuesto a la población de las islas para el premio Nobel de la Paz por la humanidad con que ayudan a los refugiados.
P. El informe de Europol sobre los 10.000 menores desaparecidos en Europa no menciona a Grecia.
R. El gran flujo de refugiados e inmigrantes tiene un lado muy trágico, y el de los niños es el más grave de todos. Nosotros pusimos en marcha, con gran esfuerzo, un mecanismo de registro para que ningún niño quede desprotegido y todos puedan gozar de los derechos que les corresponden. Hubo un retraso, no mayor que en otros países de la ruta, pero ya está en marcha.
P. ¿Pero tiene constancia de algún caso de desaparición de menores aquí?
R. No. Es un asunto que compete a la policía, pero no me consta.
P. ¿Cree que Grecia se ha convertido en el chivo expiatorio europeo de esta crisis?
R. No sé. A lo mejor hay algunos que pretenden culpabilizar a Grecia, pero hemos mostrado un comportamiento ejemplar. Rescatamos a los refugiados, contribuimos a la seguridad europea… el que quiera culpar a Grecia, está quedando en evidencia.
subraya en su despacho de Atenas. Dos días después de la entrevista, y mientras Alemania y Turquía pedían la implicación de la OTAN, el Ejecutivo de Alexis Tsipras confiaba al Ejército la coordinación global de la respuesta a esta crisis.
Pregunta. ¿Le preocupan las advertencias de la Comisión Europea?
Respuesta. Se detectaron algunos fallos que se pueden explicar. Tenemos una parte de responsabilidad, pero también depende de la ayuda concedida. Pero sobre todo es una amenaza que Grecia no merece y que no servirá de nada.
P. ¿Existe un plan B para una posible salida de Schengen?
P. ¿Le consta una exigencia similar en otros casos?
R. Bueno, sería muy interesante saber lo que ha pasado con el registro en otros países.
P. Pero, sí o no, ¿existe un plan B para una eventual salida de Schengen?
R. Grecia es un país de la zona Schengen que no tiene fronteras comunes con ninguno de los Estados miembros de ese espacio. Nuestras fronteras con Schengen son los aviones y los barcos. O sea, no se trata de si nosotros salimos de Schengen, sino de si los demás países cierran sus fronteras y, sobre todo, un país que no pertenece a Schengen, la Antigua República Yugoslava de Macedonia, obligado por presiones ajenas.
P. ¿Qué pasaría en ese caso?
R. Afrontaremos tal situación, por difícil e injusta que sea, pero será también un gran problema para Europa.
P. ¿Y mientras tanto?
R. Hasta que se agilice el sistema de reubicación [de refugiados] y hasta que Turquía responda a las demandas de Europa, la vía de Idomeni es la única salida legal para los refugiados. Ahí, Europa tiene la posibilidad de ejercer un control. Si se cierra, disminuirá la inmigración legal y aumentará la ilegal.
No compartimos fronteras con ningún Estado miembro de Schengen. Las únicas fronteras de Grecia con este espacio son los barcos y los aviones
R. Se dice, como una amenaza, que Grecia se llenará de decenas de miles de extranjeros. Quizá sea verdad, pero también existe el fenómeno del cuello de botella: cuando se llena a reventar, la explosión es incontrolable.
P. ¿A quién debe atribuirse el cierre del paso de Idomeni, al Gobierno de Skopje o a Europa?
R. No quiero entrar en un juego de acusaciones y hacer con algunos países lo que otros hacen con Grecia. No hay una dictado oficial de la UE que diga: quien quiera y cuando quiera puede cerrar las fronteras. No sé quién da estas órdenes. Lo que sé es que Bruselas debe exigir que no se cierren.
P. ¿Qué sucede con los hotspots [centros de registro] en las islas?
R. El de Lesbos funciona; el resto estarán listos a finales de febrero. Es muy difícil construir un hotspot cuando llegan 5.000 personas en una sola noche, a la mañana siguiente otras tantas, y así sucesivamente, y encima no tienes las máquinas que has pedido. De todos modos, los hotspots no solucionan el problema del flujo de los refugiados, sólo su registro.
P. ¿Qué solución integral propone como ministro de Inmigración?
R. Tenemos una propuesta muy concreta. Toda Europa está de acuerdo en que la llave es Turquía. Turquía necesita ayuda. Así que propongo un acuerdo generoso, que se le dé dinero para que construya campamentos de refugiados; en segundo lugar, una vez apartados éstos, la devolución de todos los inmigrantes irregulares a Turquía al día siguiente. Esto enviaría también un mensaje al extranjero.
[El viernes 5 de febrero, Atenas accedió a reconocer a Turquía como "tercer país seguro", lo que permitirá esas devoluciones].
R. ¿Quién realiza esa llamada? Una llamada así podría ser lo que la señora Merkel hizo de una manera muy humana [dar la bienvenida a Alemania a los refugiados]… pero aquí no veo el efecto llamada. El Egeo no es una invitación; son las guerras y sus dramas los que echan a la gente. “Llamada” podría ser los barcos turcos que van y vienen sin control. Europa no ayuda a Turquía a controlar sus costas, pero nosotros no queremos meternos en esto.
P. ¿Cómo está la situación en Atenas? Durante meses miles de refugiados durmieron en plazas y parques.
R. Bajo control. Quizá necesitaremos más estadios para albergar a migrantes, pero todas estas son soluciones provisionales. Nadie razonable en Europa pensaría que Grecia puede acoger a uno o dos millones de refugiados. Ya han pasado por aquí unas 850.000 personas [en 2015]. Calculamos que todo esto nos ha costado unos mil millones de euros, en un país sumido en una crisis económica muy profunda. Creo que Europa responderá económicamente. Y espero que responda también en lo político.
P. ¿Qué es más difícil, lograr ayuda económica de Europa o solidaridad política?
R. Europa está dividida, hay dos puntos de vista. Uno oficial, de las instituciones, que dice “gestión del problema de los refugiados y seguridad bajo el paraguas de la ONU”; pero también existen quienes por miedo quieren expulsarlos. Nosotros optamos por lo primero. No es casualidad que se haya propuesto a la población de las islas para el premio Nobel de la Paz por la humanidad con que ayudan a los refugiados.
P. El informe de Europol sobre los 10.000 menores desaparecidos en Europa no menciona a Grecia.
R. El gran flujo de refugiados e inmigrantes tiene un lado muy trágico, y el de los niños es el más grave de todos. Nosotros pusimos en marcha, con gran esfuerzo, un mecanismo de registro para que ningún niño quede desprotegido y todos puedan gozar de los derechos que les corresponden. Hubo un retraso, no mayor que en otros países de la ruta, pero ya está en marcha.
P. ¿Pero tiene constancia de algún caso de desaparición de menores aquí?
R. No. Es un asunto que compete a la policía, pero no me consta.
P. ¿Cree que Grecia se ha convertido en el chivo expiatorio europeo de esta crisis?
R. No sé. A lo mejor hay algunos que pretenden culpabilizar a Grecia, pero hemos mostrado un comportamiento ejemplar. Rescatamos a los refugiados, contribuimos a la seguridad europea… el que quiera culpar a Grecia, está quedando en evidencia.
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